La Familia Salesiana de Talca vivieron un día de formación y reflexión en torno al Aguinaldo Salesiano, realizado en la Parroquia Santa Ana, el pasado sábado 26 de abril.
La actividad fue organizada por la Consulta de la Familia Salesiana, que integra a los distintos grupos asociados en Talca.
El P. Juan Pablo Lyon estuvo a cargo de la exposición central, en la que abordó el tema de la esperanza y recordó la primera expedición misionera de los salesianos a América, en el marco de los 150 años de este acontecimiento. Durante su intervención, explicó el significado del Jubileo en este tiempo especial para la Iglesia, reflexionando sobre la centralidad de Jesucristo en la vida del cristiano. Destacó que la verdadera esperanza tiene su fuente en Cristo y su resurrección.
El sacerdote salesiano distinguió entre esperanza y optimismo, señalando que el fruto de la misión salesiana en América fue precisamente la fecundidad en Jesucristo. Relató la historia de esa primera expedición y las insistencias de Don Bosco por llegar a América, subrayando que fue la esperanza la fuerza que impulsó y sostuvo esta misión. También habló sobre la educación en la esperanza que Don Bosco recibió de su madre, Margarita.
“Don Bosco reprodujo en sí mismo a su madre, y en él resplandecen la misma fe, la misma paciencia y la incansable serenidad ante las adversidades. Todos estos valores fueron reflejo del corazón de Margarita”, afirmó el P. Juan Pablo.
Durante la jornada, se reflexionó sobre "el arte de la paciencia y la esperanza" como actitudes esenciales para caminar con Cristo y concretar los proyectos en la vida diaria. Posteriormente, se realizó un trabajo grupal. Los participantes, divididos en equipos que llevaban nombres de santos salesianos, analizaron la homilía del envío de los primeros misioneros salesianos. A partir de este texto, identificaron características de la esperanza vivida por Don Bosco, actualizándolas a los desafíos del presente.
La jornada concluyó con la celebración de la Eucaristía. En su homilía, el P. David Albornoz reflexionó sobre el paso del tiempo y la vida en plenitud: “Conforme vamos envejeciendo, reconocemos lo que hicimos mal y buscamos corregirlo. A veces ya no se puede arreglar, pero pedimos perdón. Los hechos pueden permanecer, pero Cristo nos enseña cómo vivir la misericordia y la empatía”, comentó, en alusión al Evangelio de Mateo leído durante la misa.